jueves, 9 de septiembre de 2021

¡Qué haremos con estos insufribles enmascarados de plata del "amor"!



¿Qué pasa por la mente de esas personas con vocación de mendigos emocionales? 

Con 'mendigo emocional' me refiero a ese individuo que, tras ser rechazado inicialmente, se mantiene pegado como lapa a la persona hasta que esta resuelve "darle una oportunidad". 

Aquí una representación aproximada de las contorsiones que podrían tener lugar en la mente del mendigo emocional; me permito usar la primera persona con propósitos de efecto:

Es cierto que tuve que mendigar afecto por uno/dos/ene años, pero al fin estoy, temporalmente (haré cuanto sea necesario para que este tiempo se prolongue indefinidamente), con la persona que amo (y digo 'amo', aunque mi conducta manipuladora, que considera su voluntad como ficha en mi juego de obtener lo que considero la máxima gratificación, ponga en tela de juicio que sea amor lo que me mueve).

Por un largo tiempo he usado el chantaje, la culpa, su propensión a la vanidad y egolatría como palanca para inclinar su consciencia hacia el lado en que se ve satisfecha mi fantasía posesiva, a la que prefiero llamar 'amorosa'.

Le he dado toda mi atención, pero se la retiraré; con esto lograré que añore mi afectuosidad del pasado, lograré que ahora sea ella/él quien me busque, porque temerá no encontrar a otra persona que la idolatre como yo. Así es, lograré que se "invierta la torta"...

Mejor interrumpo aquí...

La verdad es que, sea lo que sea que piensen estos mendigos emocionales, lo que aquí se plantea está lejos de parecerse a lo que pueda revolverse en sus mentes de acechadores. Probablemente, declaraciones delirantes por el corte de "yo lucho por lo que amo" o "si amas a una persona, lucha por ella" se ajusten mejor a lo que rebota en las paredes interiores de sus cabecitas retorcidas.

Es casi seguro que, en su representación (como en la de toda persona), el mendigo emocional se jure el héroe indiscutido de la historia; por eso no cree ser un acechador o un hostigador o un acosador ¡no!, él/ella es, únicamente, alguien que "lucha por amor". 
 
¡Ay, qué haremos con estos insufribles enmascarados de plata del "amor"! 

¿Habrá algún modo de contenerlos al primer intento de adherirse a su víctima?  

Ya sé qué podemos hacer: hay que someterlos a un reacondicionamiento tipo La naranja mecánica, hasta que se les grabe a fuego esta simple fórmula:

¡NO ES NO!

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