La primera Santa Fe, fundada sobre la sangre de Tisquesusa, vertida en una noche borrosa, no llegó a sostenerse en pie un año completo antes de que el Gran Incendio la borrara. Al parecer, la sangre no era buen fundamento.
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Ausente el fundamento,
ausente la fundación…
Así
pues, nunca dejamos de vivir en una Bacatá perdida y nunca dejamos de morar en una Santa Fe sin ser.
* «Danle el tormento del trato de cuerda, échanle sebo ardiendo en la barriga, pónenle a cada pie una herradura hincada en un palo y el pescuezo atado a otro palo y dos hombres que le tenían las manos, y así le pegaban fuego a los pies y entraba el tirano de rato en rato y le decía que así lo había de matar poco a poco a tormentos si no le daba el oro». (Bogotá) Brevísima relación de la destrucción de las Indias
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