martes, 23 de noviembre de 2021

Celebrar el sol no es lo mismo que adorarlo

 
Ilustración de Gabriela Varela

Nuestras comunidades indígenas ni eran ni son "adoradores del sol"; esta fue una acusación que los usurpadores, conocidos oficialmente como "conquistadores", lanzaron sobre estos pueblos para justificar la imposición de su religión. Sabían que el cargo de "idolatría" justificaría, además, el genocidio, pues viene cargado siempre de la idea de "irracionalidad": en su despreciable escala de valores (que heredamos y perpetuamos) matar a una criatura irracional no es un crimen.

Los indígenas nunca han adorado al sol, sino que lo saludan, lo celebran y lo reconocen como una manifestación que evidencia el amor cósmico, creador de todo. No dicen que el sol sea Dios, sino que el sol es una manifestación del amor de Dios. Es claro, por lo tanto, que la celebración del sol que hacen nuestras comunidades nada tiene que ver con la injuriosa acusación de idolatría.

Se dice que en el principio del mundo todo estaba en tinieblas y solamente reinaba la luz de Chiminigagua. Cuando el dios creador quiso difundir la luz por todo el universo, creó dos grandes aves negras y las lanzó al espacio. Aseguran algunos lugareños que cuando estas aves echaban aliento o aire por los picos, esparcían una luz incandescente, con la cual todo el cosmos quedó iluminado. Así se hizo la luz y se crearon todas las cosas del mundo.
(...) La adoración al sol y a la luna, para los Chibchas, era la adoración a Chiminigagua, el ser supremo. 
Fuente: https://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/es/bogotanitos/cuenta-la-leyenda/chiminichagua-o-el-ser-supremo

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