…mas cuando fui hombre, dejé lo que era de niño.
Cor. I, 13: 11
¿Acaso mi abuela creía que esas llamas jamás se extinguirían? ¿Acaso no comprendía que las llamas habrían de cesar por fuerza? Definitivamente la vieja exageraba; exageraba, aunque no fuera esa su costumbre…
Eso me pareció en aquellos días en que este mundo se deshacía a sangre y fuego… Después a fuego, ceniza y lodo.
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