domingo, 31 de enero de 2021

Steve Jobs ante el Ser Supremo


Algunas doctrinas esotéricas afirman que, en realidad, somos cautivos de una deidad despiadada.

Steve Jobs (es decir, su manifestación en el plano etéreo tras haber dejado esta realidad tridimesional sin sentido, en donde las personas que amamos o apreciamos con frecuencia resultan ser un fraude) recibe un llamado para presentarse ante el Ser Supremo. Se presenta. Ingresa en una cámara hecha de cálida luz inmaculada, de pureza inconcebible. Siente, sin embargo, que al lugar le falta, sí, un toque de elegancia y sofisticación. No puede ver una forma en concreto, pero escucha una voz, a la vez dulce y terrible, que le ofrece la posibilidad de volver a encarnar en el espacio-tiempo y en su misma forma: la de Steve Jobs. ¡Retomar su negocio!

Sin embargo, antes debe pasar una prueba: la voz le solicita que cree algo innovador...

miércoles, 27 de enero de 2021

John Nash conversa con Satanás

John Nash conversa con Satanás, mientras observan fotos y publicaciones de Facebook (y de otras redes "sociales") de hombres y mujeres con actitud desafiante, "diabólica".

Y esto es lo que ellos creen que significa ser "malo" comenta Satanás.
Se escuchan las carcajadas de los dos.
Qué bueno que te dejen venir por aquí a conversar un rato; espero que vuelvas pronto se despide el Príncipe de las tinieblas.
Espero que no me estés diciendo eso porque deseas algo a cambio responde sonriente John Nash, y se marcha.

miércoles, 20 de enero de 2021

Yo televidente en los 90 - Series animadas - # 8 El mundo de Bobby o "Los débiles (que miran series infantiles) deben perecer"

El tiempo. La percepción del tiempo. Nuestra percepción del tiempo varía con el paso del tiempo mismo. Me atrevo a afirmar que, en la percepción de mis contemporáneos, median algo así como unos ¿quince años? entre la década del 90 y este presente; ni qué decir de la primera década del milenio: una persona nacida en el 2002 —por poner una fecha— ha de tener ahora unos ¿seis años? Quizá esto solamente me pase a mí, aunque haya memes que respalden estas conjeturas temerarias. Como sea, dada la proximidad en el tiempo, en esta temporada dedicada a las series animadas de los años 90 evitaré entrar en detalles de la trama, descripciones de los personajes, etc.; en su lugar, optaré por la concisión y trataré, casi de forma exclusiva, de lo que estos programas de televisión significaron para mí en su momento, qué le revelaron al preadolescente y al adolescente de entonces, qué idearios, ilusiones o patrones de conducta alcanzaron a implantar en su mente en formación. 



# 8 EL MUNDO DE BOBBY O "LOS DÉBILES (QUE MIRAN SERIES INFANTILES) DEBEN PERECER"

Previously en Yo televidente en los 90 había mencionado que con Los simpson(s) descubrí (a mis 11 años) que había dibujitos que no eran para niños, de manera que ese era el tipo de serie que quería ver en adelante, porque yo, que comenzaba el bachillerato, ya no era un niño.

Pasó algún tiempo y me convertí... en un niño de 13 años... 

Sí, a esa edad me gustaban las series animadas para "grandes", pero seguía viendo algunos de los muñequitos de mi infancia que todavía transmitían y le guardaba cariño a algunos que no volvieron a transmitir.

El mundo de Bobby se comenzó a emitir en Colombia cuando contaba mis 13 años. Hasta donde sé, fue un fracaso en el país.

A mí me encantaba El mundo de Bobby, pero tuve que reservarme esta afición, pues mis contemporáneos tildaban a la serie de "infantil". Alguna vez, emocionado por algún capítulo de El mundo de Bobby, quise compartir la experiencia con mis colegas de barrio y obtuve por respuesta un categórico: "Nah, eso es para niños; es muy infantil". 

La serie, en efecto, era infantil; sin embargo, lo que mis hormonados contemporáneos querían decir con este término era algo así: un joven espécimen de macho humano que a los 13 años vea una serie "infantil" es débil y, en consecuencia, debe perecer.

Los débiles deben perecer...

Es cierto que a esa edad me encantaban las series de acción, violentas, con escenas de elaborado sadismo, pero a mi yo de 13 años también le podía gustar una serie que busca mostrar la forma en que otro niño, más pequeño, de 3 o 4 años, se representa el mundo. 

El mundo de Bobby es una serie que nos muestra el mundo a través de los ojos de su protagonista, un niño con desbordante imaginación, como la mayoría de los niños. Cada capítulo de la serie es, entonces, una aventura que se desencadena a partir de una situación cotidiana: limpiar el cuarto se convierte en una expedición a antiguas ruinas; recorrer el patio es luchar por la supervivencia en la jungla; tener un walkie-talkie equivale a contar con una estación de control de misiones espaciales, etc.

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Para quienes ya estén haciendo un inevitable paralelo con otro personaje (maravilloso personaje), aclaro que en ese tiempo no conocía a Calvin y Hobbes, de manera que El mundo de Bobby me parecía bastante original; aunque, tengo que decirlo, me recordaba otra serie de mi infancia que mencionaré un poco más adelante.

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Decía que a mi yo de 13 años le podía gustar una serie como El mundo de Bobby; no obstante, mi yo de 13 años era también un protohumano que quería encajar y cedía a la presión de grupo para asimilarse mejor a la grey. De esta forma, con el paso de los años, ya creyéndome grande, comencé a despreciar, por ejemplo, a Los cariñositos, porque mis contemporáneos los despreciaban. En resumen: comencé a despreciar toda serie que contuviera eso que llamamos "ternura", porque mis contemporáneos así lo decretaban. Este desprecio, aclaro, terminaba siendo sincero después de un tiempo, realmente me iba asimilando paulatinamente al cardumen. En fin de cuentas, era ley que los débiles debían perecer, de modo que, no solamente expresar, sino incluso sentir predilección por algo tierno era síntoma inequívoco de debilidad.

La pregunta, entonces, es: ¿por qué no ocurrió lo mismo con El mundo de Bobby, una serie que ningún conocido veía? ¿Por qué, en mi fuero interno, no se había dado completamente el ajuste a la desalmada mentalidad del joven rebaño? ¿Acaso era yo un ser excepcional que se estaba rebelando en secreto, un "despierto"? 

Creo haber dado con la respuesta mientras iba escribiendo este capítulo, y aquí me voy a permitir hablar desde el diván.

Me gustaba El mundo de Bobby porque, en líneas generales, se parece muchísimo a los Muppets babies, serie de mi infancia que se dejó de transmitir cuando aún cursaba Primaria. Probablemente, ver El mundo de Bobby me permitía mantener un vínculo con mi infancia... pero esta, ya lo sé, no es exactamente una confesión de diván.

Esta es mi confesión de diván, nacida de la ternura que me inspiraba la serie:

Creo que me gustaba El mundo de Bobby porque soy hijo único; de forma inconsciente, me representaba al protagonista como mi hermano menor.

Como se ve, no hay debilidad en la ternura.

¿Alguien vio El mundo de Bobby aunque estuviera "mayorcito" para la serie? ¿Alguna idea acerca de por qué no tuvo éxito en Colombia (de hecho, hasta donde sé, podría decirse que fue un total fracaso en el país)? 

domingo, 17 de enero de 2021

Paulo Coelho lo reconoce: su éxito y su fortuna son inmerecidos

 

Paulo Coelho se sienta a meditar en posición de flor de loto. Su cuerpo astral se transporta a lo más alto del Tíbet, y allí tiene una revelación: su éxito y su fortuna son inmerecidos. Todos los memes y comentarios descalificadores que le dedican escritores y otras personas desocupadas que probablemente no han leído uno solo de sus libros (y que, probablemente, ansían tener el mismo nivel de éxito mundano) están plenamente justificados. Lo reconoce. Lo acepta. Se arrepiente, y se hace a un propósito: 

"Lo remediaré. Publicaré un pésimo libro, así se vendrán abajo mi nombre y la industria que represento". 

Lo publica. 

Se triplica su fortuna... 

Al contemplar los resultados, murmura, un tanto abatido: "Déjà vu... Déjà vu".


Próximamente:

- Steve Jobs

- Will Smith

Y algunos más...

domingo, 10 de enero de 2021

El chico fotocopiadora (memoria)


En mi amena jornada de empleado de fin de semana soy el chico fotocopiadora.

Sé tomar fotocopia del documento de identidad ampliada al 150 %*, reducción, fotocopia por las dos caras de la hoja, "no tan clarita, por favor", "que se vea bien el nombre/número sobre todo", alimentar la bandeja que permite hacer fotocopias de un original de unas 20 hojas sueltas en unos 20-30 s (aprox.); todo en tamaño carta y oficio.

Además, me despido de mis clientes y *clientas con un cálido: "Que tenga feliz tarde... Ve, ábrete paso en la vida, mientras que yo me quedo aquí... Para ti soy solamente el 'chico fotocopiadora', pero yo también soy una persona, alguien con sueños, con aspiraciones, con un grado de alcoholismo que va de moderado a alto según temporada, como tu padre, como tu hermano, quizá como tu esposo o tu hijo de once años... Ve, haz tu vida, y ya no pienses en mí; nada deberá empañar que disfrutes de ese privilegio que llaman libertad... ¡Oh!".

*Se supone que ya no se debe exigir esta fotocopia de la cédula con ampliación, pero estamos en Colombia.

miércoles, 6 de enero de 2021

Menos mal que ahora tenemos carbonato de litio, clozapina y ácido valpróico

¡Menos mal que hemos avanzado y ahora tenemos carbonato de litio, clozapina y ácido valproico! De lo contrario, estaríamos pensando como esos hombres atrasados de la antigüedad y alcahuetiando como ellos la locura y la vagancia.

¡A trabajar, vagos, que a este mundo no vinimos a escribir poemitas!

Hay una tercera clase de delirio y de posesión, que es la inspirada por las musas; cuando se apodera de un alma inocente y virgen aún, la trasporta y le inspira odas y otros poemas que sirven para la enseñanza de las generaciones nuevas, celebrando las proezas de los antiguos héroes. Pero todo el que intente aproximarse al santuario de la poesía, sin estar agitado por este delirio que viene de las musas, o que crea que el arte sólo basta para hacerle poeta, estará muy distante de la perfección; y la poesía de los sabios se verá siempre eclipsada por los cantos que respiran un éxtasis divino. [Platón, Fedro o de la belleza]

Reescritura del guion de una película sobre consumo de drogas

Así quedaría una acertadísima reescritura del guion de la película que va de lo que desencadena el protagonista al ingerir una misteriosa pastilla milagrosa conocida como NZT, fármaco revolucionario que promete le permitirá aprovechar todo su potencial cognitivo con escaso pagamento:

Se toma la pastilla para hacerse "más inteligente", esta funciona y le hace caer en cuenta de que es un error haber tomado una pastilla para hacerse "más inteligente".

domingo, 3 de enero de 2021

El viaje cambia solamente lo que es susceptible de ser cambiado




Si bien con tono satírico, hace ya casi 10 años que escribí y publiqué un texto que confluye con este hermoso poema de Cavafis: no es el viaje lo que cuenta, sino lo que cada quien experimenta en el viaje; el viaje no cambia una percepción que no estaba por cambiar ni abre puertas que no se iban a abrir.

También está esta cita del Tao Te King: "Sin salir de mi casa puedo conocer el mundo".


Y un poema breve de mi autoría (del libro Lo que ocurre en silencio, 2010):

Un hombre que mira por la ventana.
¿Acaso podrían los viajeros
conocer mejor
este mundo inmenso?

sábado, 2 de enero de 2021

Yo televidente en los 80 -Series animadas- # 3 ¿Por qué se ríe centella?

¿Cómo veíamos las series de televisión en nuestra infancia? ¿Qué era lo que veían nuestros ojos de niños en las series y de qué manera lo organizábamos dentro de nuestra comprensión de entonces? 

Más que un profundo análisis anacrónico, estas entradas son un intento de reconstrucción de lo que veía en las series de televisión de los ochenta mi yo de cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez años. Esta serie de textos tiene la intención de invitar a quienes, como yo, pasaron muchas de sus horas frente al televisor a que hagan sus propias reconstrucciones y nos compartan un poco de esas experiencias. Exploremos algo de lo que ocurrió en la conformación de nuestra consciencia.


# 3 ¿POR QUÉ SE RÍE CENTELLA?

A mis cinco o seis años me daba algo de miedo ver los capítulos del Capitán Centella. Los veía, pero siempre con la sensación de estar sobrepasando un límite, de entrar en contacto con algo oscuro, quizá algo "maldito". ¿La razón? Es simple: la serie es putamente oscura... Pero vamos a lo que registraba entonces el niño...

El archienemigo (así se le decía entonces, nada de ese helenismo gringoide de "nemesis") de Centella respondía al alias de "La garra de Satán". ¡Y, por cierto, tenía cuernos! Que recuerde, no había otra serie animada infantil en que algún personaje respondiera al nombre de Satán. Así, pues: "Yo, niño catolizado, estoy viendo una serie en que se nombra continuamente a Satán; no está bien, pero la sigo viendo". Seguía viendo la serie porque, en fin de cuentas, "La garra de Satán" era el malo... Aun así, la sensación de estar viendo algo inadecuado, digamos, no me abandonaba. ¿Por qué?

Ocurría que, si bien Centella estaba nominalmente del lado opuesto del de los villanos diabólicos, tampoco me parecía bueno. Centella se valía de métodos que no empleaban otros hérores; el más recurrente: arrojaba, a manera de estrella ninja, la filosa medialuna (claro simbolismo de que es un personaje de lo nocturno, de lo oscuro) que lleva en su frente y ¡hería a sus rivales! La filosa medialuna (creo que también usaba estrellas ninja) se clavaba en las manos de sus rivales y les causaba visible dolor; algunos, si mal no recuerdo, incluso sangraban. En una escena que se me quedó grabada, Centella, sin mediación de dilema ético alguno, clava su medialuna en la frente de "La garra de Satán"... Los demás héroes quizá aturdían a sus rivales, pero no buscaban causarles dolor, al menos eso decía uno. Aunque en ese tiempo no tenía la palabra para describirlo, Centella me parecía un sádico.

La apoteosis del sadismo que entonces percibía en Centella se daba en el momento de su entrada: una risa macabra que no se sabía de dónde provenía, desconcertaba a los secuaces de "la garra de Satán". Pasados unos segundos, Centella aparecía donde menos se lo esperaba, con su infaltable fondo psicodélico. "¿Por qué se ríe? ¿Por qué se ríe así?", le pregunté en más de una ocasión a la prima, unos años mayor que yo, que me acompañaba a ver estas series de los sábados de nuestra infancia ochentera. Recuerdo que una vez me respondió, disgustada por mi recurrente interrupción, algo como esto: "¡Pues para asustarlos!". ¿Para asustarlos?

En la convención que conocía en el momento, la risa macabra era sello exclusivo de los villanos, de manera que entonces no pude entender cómo Centella, el héroe, se valía de las mismas tácticas de los malos. En otras palabras, siempre dudé de la bondad de Centella

¿Cómo lo veían ustedes? A esa edad, ¿se preguntaron alguna vez por qué se reía Centella

Nota: en el presente considero que es una gran serie, justamente porque se permite jugar con las convenciones y propone una recodificación de los roles.

Yo televidente en los 80 -Series animadas- # 2 De por qué pitufo filósofo resultaba despedido por los aires

¿Cómo veíamos las series de televisión en nuestra infancia? ¿Qué era lo que veían nuestros ojos de niños en las series y de qué manera lo organizábamos dentro de nuestra comprensión de entonces? 

Más que un profundo análisis anacrónico, estas entradas son un intento de reconstrucción de lo que veía en las series de televisión de los ochenta mi yo de cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez años. Esta serie de textos tiene la intención de invitar a quienes, como yo, pasaron muchas de sus horas frente al televisor a que hagan sus propias reconstrucciones y nos compartan un poco de esas experiencias. Exploremos algo de lo que ocurrió en la conformación de nuestra consciencia.


# 2 DE POR QUÉ PITUFO FILÓSOFO RESULTABA DESPEDIDO POR LOS AIRES

Desde siempre, los guionistas de series infantiles han incorporado ciertos chistes bastante elaborados o referencias que un niño no detecta o que simplemente lee a su manera. Con el paso del tiempo, y dada la oportunidad de volver a ver algún capítulo de estas series, encuentra uno varios pasajes que, en su momento, registró de un modo completamente distinto del que se da en quien las revisita a una edad mayor.

Un ejemplo: el personaje Pitufo filósofo. Cuando veía la serie Los pitufos a mis cinco o seis años, no entendía por qué, en un momento determinado, en el que Pitufo filósofo se largaba a sermonear (pero entonces tampoco percibía que estuviera sermoneando), salía despedido por los aires súbitamente. Alguno de sus compañeros, a veces en acuerdo con todo un grupo, lanzaba violentamente a Pitufo filósofo fuera de la villa.

Con el tiempo entendí la carga que lleva este gag, en apariencia simple: los pitufos solamente recurren a la violencia en este caso; cuando se trata de este tipo de "filósofo", la comunidad más amante de la convivencia y el diálogo, se permite, por así decirlo, las vías de hecho. ¡Vaya que hay aquí una declaración implícita! ¡En tu barbuda cara, Platón expulsapoetas!


El caso es que a esa edad no detectaba esas sutilezas, sino que solamente veía que el pitufo de las gafas estaba destinado a ser despedido por los aires en algún momento del capítulo; veía lo gracioso del efecto, pero no leía nada más allá. Además, el personaje no me parecía el más exasperante; creo que, en mi percepción de niño, ese lugar se lo ganó Pitufo vanidoso, si mal no recuerdo.

¿Les pasó algo similar con alguna referencia, chiste o situación que se presentaba en las series de su infancia? La idea es hacer algo como una regresión y compartir cómo veían esos detalles a su tierna edad y cómo fue cambiando esa percepción con el tiempo.

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