sábado, 1 de agosto de 2020

Yo televidente en los 90 - Series animadas - # 2 Supercampeones: dramaturgia en la cancha. El nacimiento de la parodia

El tiempo. La percepción del tiempo. Nuestra percepción del tiempo varía con el paso del tiempo mismo. Me atrevo a afirmar que, en la percepción de mis contemporáneos, median algo así como unos ¿quince años? entre la década del 90 y este presente; ni qué decir de la primera década del milenio: una persona nacida en el 2002 —por poner una fecha— ha de tener ahora unos ¿seis años? Quizá esto solamente me pase a mí, aunque haya memes que respalden estas conjeturas temerarias. Como sea, dada la proximidad en el tiempo, en esta temporada dedicada a las series animadas de los años 90 evitaré entrar en detalles de la trama, descripciones de los personajes, etc.; en su lugar, optaré por la concisión y trataré, casi de forma exclusiva, de lo que estos programas de televisión significaron para mí en su momento, qué le revelaron al preadolescente y al adolescente de entonces, qué idearios, ilusiones o patrones de conducta alcanzaron a implantar en su mente en formación. 




# 2 SUPERCAMPEONES: DRAMATURGIA EN LA CANCHA. EL NACIMIENTO DE LA PARODIA

Supercampeones = fiebre de fútbol. 

Después de ver un capítulo me gustaba aun más jugar fútbol en las zonas verdes del barrio. Sí, yo jugué fútbol durante toda mi infancia; nunca fui a una escuela de fútbol. No, no era un tronco; jugaba bien en el pasto, pero cuando, a los ocho años (aún no transmitían la serie), me pasé al micro fui un absoluto desastre, estuve en la formación del peor equipo de microfútbol de la historia, perdimos todos los partidos, excepto uno que empatamos con el otro colero del campeonato. Me puse en la barrera una vez y me dieron un taponazo tan bravo en la parte posterior del muslo (hasta se me salió una lagrimita) con esa esfera de basalto a la que llaman ‘balón’, que como que me acuerdo y todavía me duele. 

En su momento cúspide, Supercampeones transformó el sentido de la cancha del barrio, que pasó de ser escenario deportivo a convertirse en escenario dramático; en algún momento alguien (muchas veces yo mismo) se daba a improvisar, en medio de cualquier partido de fútbol, una escena de la serie, pero en ocasiones esta representación tenía un propósito distinto del de imitar las hazañas deportivas de los protagonistas. 


Supercampeones exacerbaba la pasión por el fútbol, sí, pero también generaba algo de rencor, la sensación de ser víctimas de un timo. ¡Todo un capítulo para que alguien hiciera un pase! A tal punto llegó a disgustarme este rasgo de la serie, que, hasta donde recuerdo, fue la primera que parodié. No dejaba de verla, pero en la cancha del barrio me “vengaba” con una parodia. El asunto se daba más o menos así: 

Pedía a uno de los gandules con los que jugaba que hiciera un centro. Corría en dirección de la pelota con la supuesta intención de conectarla con la cabeza, daba un salto con el mentón en alto, los brazos proyectados hacia atrás de forma exagerada y, aunque saltaba y caía al segundo siguiente (la pelota seguía de largo), me mantenía en esa posición, con un pie elevado (simulaba que seguía en el aire), mientras decía con voz melodramática: “Recuerdo mi lejana infancia cuando entrenaba en la nieve. Tuve que dejar a mis padres. Cuando tenía tres años me regalaron mi primer balón de fútbol. Seguiré recordando uno a uno los años de mi lejana infancia: cuando tenía cuatro años…”. 



Otra escena de parodia: cuando llegaba el momento de patear al arco intentaba imitar la posición imposible de Oliver (cuerpo inclinado hacia adelante, brazos abiertos hacia atrás, se arqueaba el cuerpo, la pierna que patea completamente hacia atrás, en lo posible que sobresaliera el talón por encima de la cabeza) y me quedaba así (trastabillando, porque es muy difícil sostenerse en esa posición); con el portero, que ya sabía la rutina, sosteníamos este diálogo de monosílabos, con melodramática entonación: 

—¡Oliver!
—¡Benji!
—¡Oliver!
—¡Benji!
—¡Oliver!
—¡Benji!... 


Así, hasta que los demás rapaces se cansaban y nos pedían que nos dejáramos de joder, que ya no era chistoso. 


Por supuesto que no todo se quedaba en parodia; también intentábamos recrear, sin éxito, alguna de las jugadas, como catapultarnos para dar una bolea, etc. 

Nunca terminé de ver Supercampeones, y sé que ustedes tampoco lo hicieron. 

¡Steve Hyuga era pobre y amaba a sus padres! 😭 #elviruseselcapitalismo 

Al igual que nuestras vidas, todo fue una vana ilusión, una ensoñación de Oliver en estado de coma, porque no lo salvó la Virgen de Guadalupe, ¿o sí? (https://www.youtube.com/watch?v=t31yLIAYilg). (Aquí se esclarece un poco el misterio: https://youtu.be/vnvgrfbcjbo)

¿Cuál era su personaje preferido de la serie? ¿Qué tanta paciencia le tuvieron? ¿Hacían ustedes parodias semejantes?

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