sábado, 20 de febrero de 2021

Los mal llamados "abstencionistas" no callamos


Decir que el que se abstiene* de botar** es responsable de que ciertos personajes infames sean instalados en los cargos de gobierno que requieren del montaje electoral, es una grosera extrapolación a la política de la idea de "el que calla otorga".

En primer lugar, el que calla NO otorga. Esa es una premisa de capataz, de matarife que intimida y luego dice: "Como lo ven, nadie se opuso". Repugnante. 

El que calla, entonces, simplemente calla, y tiene sus razones para hacerlo.

Sin embargo, los mal llamados "abstencionistas" no callamos. Por diferentes razones no participamos, y esto es ya un mensaje. Y nuestro mensaje NO es el de: "Tiene nuestra venia el verdugo de turno". 

Habrá que decirlo: muchos "abstencionistas" son anarquistas, y los anarquistas no andan por ahí solamente calladitos y dando su consentimiento tácito a los grupos en el poder, sino que hablan, una y otra vez, de la posibilidad de que no haya gobiernos (entre muchas otras cosas que deberíamos comenzar a considerar). Los anarquistas, entonces, hablan de muchas maneras, y el mal llamado "abstencionismo" es una de ellas.

Por lo tanto, todos los que han quedado "elegidos" cuando hay un 65 % (o el porcentaje que presenten las fidedignas instituciones) de la llamada "abstención", no han sido en realidad elegidos, sino que son usurpadores. Que gobiernen entonces sobre quienes los eligieron, ¿o es que les hemos pedido que nos gobiernen?

Creo, al final, que se trata de esto: aunque todos, desgraciadamente, estamos bajo la bota, hay unos que la lamen y otros que —y aquí sí vale el término— se abstienen de hacerlo.
 

*Abstenerse significa renunciar a algo que existe, pero, al no existir la "democracia", ¿de qué nos abstenemos finalmente los mal llamados "abstencionistas"?
** No, no es falta ortográfica: como indica la imagen, votar es botar.



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