sábado, 25 de julio de 2020

Exegénesis de Cómo me hice monja, de César Aira

Exegénesis es un modo de dar a conocer, principalmente por escrito, nuestras interpretaciones de los textos (exégesis) con el propósito de que generen (génesis) otras interpretaciones. 


Esta exegénesis se concentra en el primer párrafo de la novela de Aira, que dice así:

Mi historia, la historia de "cómo me hice monja" comenzó muy temprano en mi vida; yo acababa de cumplir seis años. El comienzo está marcado con un recuerdo vívido, que puedo reconstruir en su menor detalle. Antes de eso no hay nada: después, todo siguió haciendo un solo recuerdo vívido, continuo e ininterrumpido, incluidos los lapsos de sueño, hasta que tomé los hábitos.

El/la narrador (a)* comienza por darnos una visión de la memoria como algo compartimentado: puede recordar a partir de los seis años; antes de eso no hay nada. 

¿Qué nos dice sobre el recuerdo?

Que todo se hace recuerdo, recuerdo vívido, a partir de un punto. En otras palabras, es como si el recuerdo "absorbiera" todo.

Hay otra particularidad de este recuerdo: carece de solución de continuidad y, lo más extraordinario, incluye los sueños.

El/la narrador (a) afirma, por tanto, tener una memoria más que prodigiosa, una que registra simultáneamente tanto la vigilia como el sueño. Al ser de esta manera, ¿cómo podríamos hacer una distinción entre lo que vivió en la vigilia y lo que experimentó en los sueños? El/la narrador (a) no nos da una sola pista; simplemente nos deja advertidos. 

Al poner entre comillas "cómo me hice monja" nos adelanta que el valor semántico del enunciado no es el que podemos creer inicialmente; tal vez (y no digo más para no arruinar la lectura) ese "hacerse monja" está extremadamente codificado conforme a la subjetividad del narrador. De hecho, ese "hasta que tomé los hábitos" definitivamente tiene otro valor, que no se relaciona con "integrarse permanentemente a una comunidad religiosa". 

¿Qué significa entonces "hasta qué tomé los hábitos"? Simplemente dejo la invitación a descifrarlo, pues es así como mis exégesis buscan que el lector genere la suyas: exegénesis.


* Uso esta fórmula debido que el narrador alterna su identidad, a veces es "el niño", otras veces "la niña"; incluso se llama a sí misma (o) "Santa César del helado de fresa".

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