sábado, 25 de julio de 2020

Exegénesis de “Soneto 1” de La Urna, de Enrique Banchs

Exegénesis es un modo de dar a conocer, principalmente por escrito, nuestras interpretaciones de los textos (exégesis) con el propósito de que generen (génesis) otras interpretaciones. 






La urna, de Enrique Banchs fue publicada originalmente en 1911

(La urna, de Enrique Banchs, poeta argentino, fue publicada originalmente en 1911) 

En este soneto se enumeran eventos que al tener lugar dejan, la mayoría de ellos, de manera efímera pero verificable, un rastro en el mundo. Estos eventos y su manifestación son confrontados, tácitamente, con el amor de quien habla en el poema, de lo que resulta que aquel, a diferencia de los primeros, es un evento que no se manifiesta, que permanece oculto.

Además de la anterior, los eventos mencionados tienen un efecto sobre algo o sobre alguien. Es así como, al ser contrastado con estos eventos, el amor de quien habla (un amor que “vive sin hacer señas ni hacer ruido”) es calificado como algo “estéril y escondido”.

Hay aquí, pues, una concepción del amor que nos es reveladapor vía negativa; es decir, si quien habla en el poema considera que su amor es “estéril” debido a que “vive sin hacer señas ni hacer ruido”, lo hace porque considera que un amor “fértil” debería manifestarse y causar un efecto en algo o en alguien.

Sin embargo, es preciso señalar que, pese a que considera estéril su amor oculto, no por esto considera que este no sea, finalmente, amor. De esta manera, podría decirse entonces que quien habla considera que su amor sería fértil si: despertara a los cálices, avivara la llama de un hogar, consiguiera que alguien se detuviera ante su canto, trazara su estela en el firmamento, produjera un eco, dejara una huella y llamara al Recuerdo (esta palabra está en mayúscula en el soneto).

En este soneto, por tanto, no hay una descalificación del “amor escondido”, sino que se despliega una concepción ideal del amor, que se encuentra muy distante del amor que, en el momento, experimenta quien habla en el poema. Es, pues, la enorme diferencia que hay entre el amor ideal, fértil y manifiesto, y el amor vivido, estéril y escondido, lo que da a este poema su tono añorante y melancólico.

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