martes, 18 de agosto de 2020

La familia perfecta (2003)


De naturaleza evanescente, La familia perfecta figura como ejemplo notable de los llamados espectros compuestos, es decir, aquellos que se manifiestan siempre bajo la forma de una multiplicidad de individuos y que suelen ser confundidos con un grupo de fantasmas coordinados.

Los testimonios internos recolectados refieren que La familia perfecta hace su incursión en los ritos humanos consagrados alrededor del café, té o chocolate y pan o galletas. Con impecable fidelidad, el espectro adopta la fisonomía de cada uno de los moradores que van a rendir el holocausto, luego de haberlos confinado en el rincón más oscuro de la casa. De esta forma, la otra mitad de los congregados atraviesa la puerta y celebra con La familia perfecta el rito de consumición de bocadillos y paciencia, sin llegar a descubrir la jugarreta macabra.

Cuando la visita abandona la casa, La familia perfecta desaparece y la familia encerrada recupera su legítima libertad de acción y palabra.

Es común que se atribuya a La familia perfecta cierta deficiencia en la facultad de reconocer a sus congéneres, en tanto que fuentes menos allegadas dan en afirmar que el espectro puede, en efecto, reconocerlos, pero que le resulta imposible desistir de su juego una vez iniciado.

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